– Sería bueno saber si esta monedita es de plata o no. Dicen que eso se puede averiguar con un mordisco. La plata es un metal bastante blando y si es auténtica se quedara una marca. Apenas le ha dado tiempo de terminar la frase porque ha pasado algo extraordinario con la monedita. ¡Ha empezado a dar giros igual que una peonza en la palma de su mano! De repente han surgido brazos pequeños de aquel muñequito que ya sabemos que era un gobernador que vivía dentro de la moneda. El agitaba las manos rapidísimo y aullaba desesperado:
“¡Por favor, no me muerda! Le obsequiare con una gran riqueza. ¡Pero no me muerda, por favor! ¡Créame, yo soy una autentica monedita de plata!” – Vaya… ¡ya veo que es hora de comer algo! Aquí cerca detrás de este bosquecillo hay una taberna. Parece que el hambre ya me está gastando bromas malas. ¡Y la monedita parece ser de plata de verdad, así que podré pagar mi almuerzo con ella! – ha dicho el Estudiante. Después ha visto que el sol ya se estaba poniendo y ha añadido:
– ¡Y la cena también! Todo el camino Silver Primero no se callaba intentando convencer al Estudiante de que era verdad todo lo que le había ofrecido. Le ha ofendido la desconfianza del Estudiante cual no quería creer que la plata era de verdad. Pues, discutiendo y debatiendo así han llegado ellos a la taberna. El Estudiante ha pedido bastante comida y el muñequito ha salido de la moneda y se ha sentado encima de ella con las piernas cruzadas. Luego ha empezado dar unos giros vertiginosos acelerando cada vez más de tal modo que el Estudiante le ha perdido de la vista. Él ha cerrado los ojos para no marearse y cuando los ha abierto había en la mesa delante de él una colinita de monedas plateadas. Silver Primero estaba sentado encima muy contento con su propio trabajo.
– ¡Oh! ¡Si aquí tenemos para un verdadero festín! – se ha alegrado el chico viendo esa riqueza. Y enseguida ha invitado a todos que estaban en la taberna que compartan con él esa suerte. ¡La Tabernera apenas daba abasto trayendo deliciosos platos y jarrones de vino para los alegres invitados! Cuando ha llegado el momento de pagar por el convite, el Estudiante lo veía ya todo bastante borroso. Entonces a la hora de darle el dinero a la Tabernera ha confundido las moneditas. ¡Le ha entregado a Silver Primero junto con otras monedas sin darse cuenta! Y él mismo se ha quedado con una que estaba al lado de Silver y la ha guardado cuidadosamente en su bolsillo. ¡El Estudiante estaba feliz y seguro que Silver Primero se queda con él para siempre! Y que todo lo mejor de su vida está empezando ahora… Todas las monedas recibidas por la cena la Tabernera se ha llevado a su casa y las ha puesto en un pequeño cofre donde guardaba todo lo que ganaba. Después de esto la señora se acostó. Por la mañana la han despertado unos sonidos extraños de moneda sonante y unos gritos: