– ¡Es un error! ¡El Estudiante no podía haber pagado conmigo! ¡¡Somos los mejores amigos!! ¡Quiero volver con mi amigo Estudiante! ¡Por favor! La Tabernera ha prestado oído pero no llegaba a entender de donde salían esos sonidos. Se ha acercado al cofre y ha levantado la tapa. ¡Dentro había un muñequito de plata que estaba intentando salir fuera apartando las monedas que le rodeaban! Al ver a la Tabernera él se ha callado y de pronto se ha convertido en una antigua monedita. La mujer ha cogido esa monedita y ha salido a la sala donde anoche estaban festejando el Estudiante y otros visitantes de su taberna. Claro que la sala estaba vacía y no había nadie. El Estudiante se había marchado. “¡Que cosita tan curiosa! ¡Sera un buen regalito para mis niños!” – ha decidido la Tabernera y ha acertado. Sus hijos se maravillaban con ese pequeño sorprendente muñequito de plata que tambien era un fantástico narrador. ¡Él había visto tantas cosas! ¡Sus cuentos no tenían fin! Algunos eran mejores que los cuentos de hadas. Una de las noches la Tabernera regreso del trabajo justo cuando Silver Primero les estaba contando a sus hijos la triste aventura del avaricioso Cartero. La señora escucho esa historia con mucha atención y se ha quedado algo pensativa. Luego ha buscado su joyero preferido que estaba por dentro forrado de terciopelo, ha sacado todos sus adornos y joyas y las ha guardado en otro lugar. Y en vez de ello ha puesto en el joyero a Silver Primero, diciéndole:
– Mira, mi pequeño amigo Silver. ¡Ya está bien de viajar por el mundo! ¡Vive aquí amiguito! Y regálanos solo una monedita todos los días. ¡No necesitamos más! ¡Solamente lo justo para el pan de cada nuevo día! – así le ha hablado la Tabernera. A sus hijos ella les ha mandado estrictamente:
– ¡Hijos míos! ¡Nunca jamás debéis vender o cambiar esa monedita, ni vosotros ni vuestros hijos y nietos! ¡Que permanezca siempre en nuestro hogar porque es la seguridad del bienestar y prosperidad de nuestra familia para muchos, muchos años! Y desde aquel entonces vivía la familia de la Tabernera tranquila y bien acomodada… ¡Solo nos da lástima del pobre Estudiante! Él terminó sus estudios y se hizo médico. Pero… pero después de aquella penosa historia cuando él ha confundido el dinero y se ha equivocado de moneda se le ven algunas rarezas. Es que el Estudiante siempre saca de su bolsillo una moneda que siempre lleva consigo, es una pequeña monedita vieja de plata con una imagen de un rey que ya nadie recuerda.