Y muy frecuente él se pone a conversar con esa monedita y a convencerla:
– ¡Sal de ahí amiguito! ¡Recordemos los viejos tiempos amigo Silver! ¿Por qué no me hablas ya amigo Silver!? Esas conversaciones con una monedita tienen como resultado que casi nadie quiere ir a consulta de un medico tan extraño que habla con una moneda en vez de escuchar a sus pacientes. Con los años la gente ha empezado a esquivarlo cada vez más… Y aquel festín en la pequeña taberna se ha convertido en el recuerdo más feliz que él tiene. Silver Primero tambien se acuerda del Estudiante igual que de muchas más aventuras que ha tenido. Pero en general él está muy contento con su tranquila vida en el joyero con el fondo de terciopelo.